jueves, 27 de septiembre de 2007

DEL HOMBRE Y LA VIDA

Juluel

Como decía el gran Lin Yutang (1895-1976), escritor chino nacido en Changzhou en 1895, “No esperen en mi profundidad ni expresión fina, pues no soy culto ni muy leído”. Considero que si uno es demasiado culto no sabe cuando el bien es bien y el mal es mal. Seguramente que mi método y preparación están mal, por que, por lo general, no leo textos de técnicas de redacción o narración literaria, tampoco leo a Aristóteles, Marx, Kant o Nietzsche. Estoy interesado en cambio en leer la vida de primera mano. En tal sentido alguna de mis fuentes son: la señora Margarita, vendedora de abarrotes en el mercado mayorista, el vendedor de helados, el carpintero, el taxista parlanchín que siempre suele decirme: “no estoy mal; pero tampoco estoy bien”; el carnicero a quien le interesa un bledo si existen o no poetas y escritores… Sinceramente me es imposible enumerar todas mis fuentes.
Sin embargo, sin esa preparación académica, tengo menos temor de escribir. Mi propósito es que todo parezca más claro y sencillo. Me tiene sin cuidado si lo que escribo tiene prosa o sigue alguna técnica literaria. Muchas veces tampoco soy cauteloso en decir las cosas que digo. Si en mis escritos se encuentran con frases de filósofos o escritores conocidotes pura coincidencia. Mis ideas fluyen de acuerdo al conocimiento que me permite la experiencia vivida, esto es, lo que me enseña la vida cotidiana y mi vida mundana, el contacto cara a cara con la gente corriente, de cualquier lugar y en cualquier lugar y mis reflexiones en mis momentos de sosiego.
Hasta aquí seguramente ya habrán advertido que mi objetivo no es otro que hablar sobre la vida cotidiana, del diario vivir del hombre anónimo, de aquél que tiene mucho que decir y que encuentra pocos dispuestos a escucharlo.

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